Las imágenes difundidas por los medios vaticanos muestran la Capilla Sixtina lista para acoger a los cardenales que, a partir de mañana 7 de mayo, se reunirán para elegir al nuevo Pontífice. También ha sido acondicionada la llamada «Sala de las Lágrimas», donde el Papa recién elegido vestirá por primera vez la sotana blanca.
A pocas horas del inicio del Cónclave para la elección del 267.º Sucesor de San Pedro, la Capilla Sixtina ha sido acondicionada con esmero para recibir a los cardenales electores en uno de los momentos más solemnes, misteriosos y trascendentales de la Iglesia católica. El mundo observa expectante, mientras se ultiman los detalles para un rito que combina tradición, espiritualidad y una organización logística minuciosa.
El corazón del misterio: la liturgia del Cónclave
Todo estará dispuesto para que, el 7 de mayo, se inicie la Misa Pro eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Al concluir, los cardenales ingresarán en procesión a la Capilla Sixtina. Una vez pronunciado el solemne «Extra omnes» (es decir, «Todos fuera») comenzará oficialmente el Cónclave. Las votaciones se desarrollarán en turnos de mañana y tarde, bajo estrictas normas de secreto. Se requerirá una mayoría de dos tercios para que la elección sea válida, según lo estipulado en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II, y actualizada por Benedicto XVI.
Cuando se alcance el consenso, se procederá a la clásica quema de las papeletas. Si la elección es válida, el humo blanco anunciará al mundo que hay un nuevo Papa. Detrás de este símbolo está también la precisión técnica: un operario permanecerá junto a la estufa, en una sala adyacente, preparado para intervenir en caso de fallos, con acceso remoto al sistema de emisión de humo, que hoy se gestiona electrónicamente.