Dra. María Teresa Muñoz Quezada, investigadora del Centro de Investigación en
Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas y vicerrectora de Investigación y Postgrado
de la Universidad Católica del Maule.
El anuncio del Ministerio de Agricultura y Servicio Agrícola Ganadero sobre la
prohibición del uso y comercialización de plaguicidas que contengan clorpirifos (etilo y
metilo), dicloruro de paraquat y metomilo en Chile es una excelente noticia y demuestra
como la articulación entre universidades, gobierno, empresa y comunidad pueden generar
cambios constructivos para la sociedad. El trabajo desarrollado por el colegio de
agrónomos e investigadores del área, junto con las organizaciones campesinas y las
empresas frutícolas en la materia ha sido relevante y ha permitido que hoy en día se haga
realidad lo que en varias investigaciones hemos estado señalando sobre los efectos
nocivos para la salud de las personas y el daño al medio ambiente.
La exposición a plaguicidas es un problema de salud pública importante, sobre todo en las
regiones agrícolas. En particular, la exposición durante la infancia se asocia con numerosos
resultados de salud adversos, especialmente en lo que se refiere al desarrollo neurológico.
Actualmente, los plaguicidas organofosforados (entre los cuales se encuentra el
clorpirifos) son uno de los insecticidas más utilizados en la agricultura en Latinoamérica y
el Caribe (Zúñiga et al., 2022), seguidos en segundo lugar por los piretroides, afectando
principalmente a trabajadores agrícolas y sus hijos.